domingo, 28 de julio de 2013

Un domingo cualquiera

Mientras se limpiaba las lágrimas pensaba en lo fácil que sería dejarlo todo y volver. Claro, no era la primera vez que lo pensaba, y posiblemente no sería la última (de las pocas cosas por las que podría poner la mano en el fuego). Soñaba despierta con esos hoteles de mil estrellas, con cenas sin menú definido y donde litros y litros de experiencias y risas llenarían el ambiente... Soñaba con el sol bronceando su piel, con un mundo en el que el dinero que entrase en la cuenta a final de mes no fuera de importancia, ni el tipo de trabajo que hicieras, donde no te juzgasen por tu nacionalidad... Donde lo importante fuera el amor, el cariño, la solidaridad, y el sentido común. Un mundo donde la congruencia fuera la base, y no la lucha, la envidia y las ganas de quedar por encima de los demás... ¿Por qué tenemos que demostrar cosas a los demás? ¿O quizás es simplemente a nosotros mismos? 

Pensaba a menudo en ña fábula del pescador y el empresario, y se castigaba pensando en si no estaría ella cayendo en ese error. A veces sólo querría llorar y llorar en sus brazos, dejar salir toda esa tristeza y dolor, y que él le dijera que todo iría bien, como en las películas. Ahora sólo le quedaba esa sensación amarga de que ya quedaba menos, y de que en el futuro ya no habría que derramar lágrimas por esto, que los hoteles de mil estrellas estarían por todas partes, y que sólo tendrían que elegir destino y disfrutar.

Y mientras tanto, ¿cuál es la solución?

miércoles, 20 de marzo de 2013

Historia de un sueño

- ¨Cuídame mucho, ¿vale?¨- Siempre le gustaba decir esa frase antes de empezar, aunque en el fondo sabía que lo estaba haciendo, y que no iba a distraerse, que estaría pendiente de ella. Llámalo manías, rituales, maneras de reafirmarse y de dar tranquilidad a otras áreas del cerebro para poder focalizar la energía en todo lo demás, en el movimiento, la coordinación.... Antes de empezar se miró la cintura, como última comprobación de que todo estaba bien, de que no había cometido algún error tonto, como había leído en alguna autobiografía de algún famoso. Un par de palmaditas para sacudirse los excesos (ritual número quinientos veinticinco) y ¡alehop! 


Pasados unos pocos metros, el Sol empezó a acariciar su piel morena, mientras recordaba cómo, no hacía demasiado tiempo, alguno le había llamado ¨fluorescente¨, y no precisamente por tener un color dorado... Sonrió al recordar el episodio, y más aún al recordar la promesa que se había hecho de que, cuando volviera, no volvería a ser candidata a patrocinar folios. La verdad es que lo estaba cumpliendo a rajatabla. Aún recordaba el colorete diario que tenía que darse cuando estaba en el otro sitio... ¡Y las continuas ojeras, y las noches dando vueltas, y, y...! Volvió a concentrarse en lo que estaba haciendo,  y decidió quitarse la camiseta, porque recordaba que venía una sección durilla, y con el Sol a la espalda, le iban a entrar los calores. Oyó los típicos silbidos del grupo, que le hicieron sonreír de nuevo. Pero había que concentrarse, ya no valía la distracción. ¨¿Va enchufando?¨, escuchó. ¨¡Guapaaaaaaaaaaa! ¡Luego te doy un par de besazos!¨-gritó ella, reconociendo la voz -¨Tú a lo tuyo!¨, le dijeron desde abajo. Le encantaba ése ambiente, los días largos, con Sol, el que llegase gente a ráfagas, bajar, saludar, marujear, luego subir, comentar, las cenas, las cañas... y sobre todo compartir. Se acordó de la comilona tan rica del día anterior en casa de sus padres, y volvió a sonreír, pues recordó cuando venían a verla con la maleta llena de cosas ricas, que no había bajo el mar... 


Aún recordaba con algo de tristeza algunos momentos de su periplo, algunos episodios dolorosos, aunque en esos momentos tenía claro que todo había merecido, en cierto modo, la pena. La verdad es que nunca hubiera imaginado que aquello que tanto había querido de más joven, que era vivir en el extranjero, se hubiera convertido en la pequeña cárcel que a veces sentía. Un período de tiempo, una pequeña condena que tenía que cumplir a cambio de la libertad. A veces no podía creerse que lo hubiera conseguido, como hacer ese proyecto tan duro que llevas tanto tiempo intentando.... Recordó la frase de uno de sus profesores: ´Si lo intentas, entonces no lo harás´. Y con esas palabras en mente fue con las que decidió atacar la sección dura: ¨¡Voy!¨ Otro ritual, comunicación con el compañero... ya sólo sentía los movimientos, el tacto de la roca, el Sol en la espalda. Le encantaba esa sensación... ¿Cómo podía haber estado tanto tiempo alejada de ella?  Pensó en los días con viento, que por alguna razón le conectaban con una parte muy oscura, muy negativa, algo que no había llegado a descubrir por qué. ¡Qué gran sensación, qué movimientos más chulos! Y llegó a la cadena, con el corazón latiendo deprisa por el esfuerzo y la emoción. ¨¡Qué guayyy, salió!!¨- exclamó, sintiendo esa alegría por dentro,  esa euforia que muchos reconocerán... y se colgó un rato antes de desmontar, disfrutando de las vistas, pensando en lo que había costado llegar hasta arriba, en todos los sentidos. Los sacrificios, las horas en skype, frente al ordenador, las horas en el plástico, las decepciones, los llantos, la gente que le había apoyado, la gente que se había quedado por el camino, lo bueno, lo malo, el conjunto... 



Y por la noche él la abrazó fuerte y se acurrucó a su lado. ¡Cómo le gustaba esa sensación! Y ella se acordó de las veces que estrujaba la almohada por las noches, bajo el nivel del mar, y lo bien que se estaba así... y cayó en un profundo sueño, reparador, pensando en que al día siguiente, él le prepararía café mientras ella revoloteaba un poquito más en la cama...

jueves, 28 de febrero de 2013

Me voy a un mundo inventado...

http://patiblasco.desnivel.com/blogs/2013/02/28/bosques-que-suenan/

martes, 8 de enero de 2013

Revelation II

Creo que acabo de entender todo un poco más... A veces no hace falta más que salirse "fuera" y dejar de pensar en algo para que la bombillita se encienda. Los caminos del inconsciente son inescrutables...

Se nos ha fundido un fluorescente en la habitación (bonita metáfora, a colación de la bombilla y las ideas), y mi siempre-dispuesto-a-ayudar compañero ha llamado al servicio técnico para que lo arreglen (siempre es mejor usar las palabras técnicas en la lengua materna que en un chapurreo hispano-inglés-holandés, en el que igual les digo que my tailor is rich and my mother is in the kitchen). Un holandés bonachón ha venido unas horas más tarde con su escalera y su traje corporativo y me ha RE-conocido de cuando estaba en el otro departamento y me puso una pizarra Veleda. Pues fíjese oiga, que hemos tenido una agradable conversación, que sus suegros veranean en Benicássim (el Aquaraaama, la aventura te llamaaaa!, reminiscencias de la infancia...), que en diciembre hay 20-25 grados, que vaya, que qué tal me iba, qué hacía ahora... Vamos, que me he sentido en la frutería de al lado de la clínica en un momento, o cuando llegas a los pueblos, con sus tres preguntas básicas: cuándo has venido, cuánto te quedas, cuándo te vas? Y que qué bien, qué alegría verte, ay, oiga... Vamos, que le ha faltao plantarme dos besos al despedirse (¡a tanto no vamos a llegar a em/simpatizar en esta cultura!). Total, que al final encima no ha podido arreglarlo porque es un tema de conducción (cuando me pongo, entiendo cosas que yo misma me sorprendo... ¡viva el lenguaje corporal!)

Segundos después he salido de la habitación y, en esto que tu cabeza está aún pensando en las patadas que le he dado al lenguaje de la Reina Juliana (que harían que la pobre mujer levantase la cabeza) y ha sido cuando la bombillita que no ha podido arreglar el bonachón del crudito, se me ha encendido...

¿Puede ser que la vida que llevo en este país, que es cierto que es frío de por sí, y más aún al vivir en el norte, junte dos mundos que son muy competitivos (asquerosamente) y que por ello... como que no me "encuentre"?

Mundo I: Doctorado... Creo que no es un tema únicamente holandés, ya que hay unos libritos muy majos y hasta han sacado una película. Deberían añadir una especie de cláusula al firmar el contrato de doctorando: "Cualquier parecido con los comics de PhD no es pura coincidencia. Para sentirse más arropado y no flipar en colores con las cosas que le pasen en el día a día, adquiera uno (o varios) de los ejemplares o visite la página www.phdcomics.com."
PhD comics... ¡Cuán identificada!!
Mundo II: Escalada... en rocódromo. A ver quién la tiene más... fuerte. Vamos a ver si nada más verte te cuento todas las vías que he hecho, sobre todo si te he visto morder el polvo con anterioridad, y ya de paso, cuando te caes en una vía "n" veces más 1, pues ya si eso me río de tí en tu cara. ¡Ah! Y si se te ocurre probar una vía y no me apetece asegurarte mucho, te bajo y te digo que es que era muy difícil para ti (todo esto es verídico, y me ha pasado, palabrita del niño Jesús). Ah, y si haces una vía considerada como "dura", ya se encargarán de decirte que es "soft" para el grado... Que sí, que los que leáis esto del mundo escalatorio no sólo en rocódromo diréis... "¿y esto no es el día a día de la escalada?" Mi respuesta es que sí, pero cuando escalo en roca, elijo con quién voy, y generalmente, el número de gilipollas por metro cuadrado  es bastante menor que en una sala en la que estamos todos probando las mismas vías. La estadística es así, menos volumen, mismo número de gente, número de gilipollas por volumen aumenta. Matemática pura. Si te vas a Margalef, Siurana, Rodellar... siempre habrá alguno (mismo caso de estadística), pero las probabilidades de que te encuentres a los mismos todos los días, es menor. Eso sí, Murphy también puede estar presente: si hay un subnormal ese día escalando, irá a probar la vía que querías tú. Reglas mundialmente conocidas, como diría Manolito Gafotas, científicos de todo el mundo han intentado comprobar esta hipótesis... 

Bjoeks, donde la proporción gilipollas/cm2 es increíblemente alta
Por otro lado, uniendo ambos mundos, competitivos, sin apenas activación del sistema de recompensa, está claro que puedes pensar... ¡Pues no te unas a los subnormales/gilipollas! ¡Ayyy, querida amiga de la noche! El problema es que esto es como el traje negro de Spiderman, que te va atrapando por dentro, te va reconcomiendo, y al final, ni técnicas psicológicas, ni control de las emociones, ni nada... ¡¡¡Te mina!!! ¡Con la de gente maja que hay alrededor, que también se quejan de los mismo...! Hay días que no me sirven de nada las frases de: escalas para ti, no tienes que demostrar nada a nadie, la única lucha es contigo misma... (aplicables al doctorado, a las clases...) Sí, sí, teóricamente perfectas, y aplicables sobre todo en ambiente amigable... peeero, cuando aumenta la densidad de gilipollas por metro cuadrado entramos en un tema de saturación (principio básico de osmolaridad y osmolalidad en química) y lo que ocurre es que hay un precipitado (igual a, te vas al suelo).

La reflexión acaba en lo mismo de siempre: Rousseau vs Hobbes: El hombre es bueno por naturaleza, y Holanda le corrompe, o El hombre es un lobo para el hombre, y ¿Holanda lo empeora (más)??